lunes, 15 de septiembre de 2008

Divinos días

He pasado el verano intentando recuperar mi identidad, estúpida molestia, porque nunca llegaré a saber quién soy ni qué hago aquí e, incluso, puedo afirmar que me perdí más veces que encontrarme, pero qué bien se está divagando... como un Gulliver al que millones de seres diminutos, conocidos como granos de arena, lo invaden y someten al azote de los látigos de Helios, mientras que le permiten dormitar mecido por la brisa.


Liberada pocos minutos después, mis posaderas se asientan en un ventoso lugar en donde el Mar me golpea y acuna a su antojo, qué maravilla, menos mal, porque estaba mi alma seca, mis ansias de jugar como el pez que soy ya se habían convertido en sueños.

No hay mayor ausencia que sumergirte y abrir los ojos. Un escozor contundente te invade pero después, sólo burbujas, ese sonido amortiguado y la sensación de que te adentras en un nuevo mundo con el horizonte pegado a tu nariz y replicado millones de veces, según avanzas. Nunca verás qué hay más allá de un futuro envolvente, aunque no te cabe duda de que no estás solo, la vida te rodea y aunque no la ves, puedes intuirla. Al igual que la muerte, serena presencia. Entiendo que los bebés crezcan a partir de líquidos y se protejan en ellos, porque aunque no puedes respirar bajo el agua sin ayuda, ese elemento es el que más te relaja y adormece, te acuna, te reclama...


Si no se te lleva enredado en corrientes, te escupe hacia la orilla y sales del agua al lugar donde el estruendo humano acostumbra a permanecer. Es entonces cuando el Guardián de los Vientos te azota hasta enmarañar pensamientos y los lía de tal forma, que dejas de tener noción de ti. Te escabulles, te escondes, tratas de evitar el condimento que se incrusta en tu piel confiriéndote el toque sabroso de un tomate en ensalada y, ese tono rojizo que escuece y envara tus gestos, curtiéndolos.

Quién presume de coquetear durante semanas con tres deidades, de lo mejorcito que frecuenta mi propio Parnaso, ¿eh? (Sí, es que yo a mi parcelita divina particular, no invito a poetas si no a tipos cachas con los que experimentar, que el material del que se hacen los sueños ya me lo procuro yo...)

Y la vida sigue...

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