lunes, 23 de julio de 2007

Mi querido revolusionario

A la espera de poder subir nuevas fotos del figura, he de comentaros que el 30 cumplirá cuatro meses, que se ha convertido en un tipo esbelto y "afilado", cuyos ojillos de ratón traslucen una ternura que antes disimulaba, el muy desconfiado. Ya se siente tan agusto con esta nueva familia que defiende con fieros ladridos su puerta al menor ruido que le desvele de la siesta y, ¡por fin! su rabito destila emociones como alegría, espectativas de juego, confianza... Sabe que si te besa le devuelves mil carantoñas y que las caricias en la barriga son algo delicioso por lo que merece la pena dejar los colmillos quietos aunque sea un ratillo corto. Confieso que cada día le cuesta menos besar y más apretar la mandíbula con tu nariz dentro.

En cuanto a la inteligencia, se desarrolla velozmente a la vez que la comprensión de nuestros gestos y tonos de voz. Hasta participa de las bromas absurdas de J. y aguanta con estoicidad los 35 kilos de Rita cuando le da por aplastarlo sin conmiseración. Lo que más me emociona es agacharme en mitad del bosque y, gesticulando sin un sólo sonido, activo no se qué botoncillo del amor por el cual corretea alegre directamente a lanzarse contra mis brazos sin dudarlo. No escatima la carrera por mucho calor que tenga o polvoriento se encuentre el sendero.

Ya pesa 12 kilos aunque las costillas se empeñan en aparecer en su lomo por más alimento que trague el "monstruo de las galletas". Está comiendo el doble de lo que recomiendan las tablas de su pienso, con propinas naturales incluidas y, desde luego, crece pero no engorda... ¡Qué manía más mediterranea esa de confundir salud con lorzas! ¿Verdad?

Nos deja dormir la siesta y exige terminantemente que le bajes a la calle a cumplimentar con vejiga o intestinos, dependiendo del momento.

Puedo contaros -bajito- que aún no hemos tenido que inventariar desperfectos. No muerde zapatillas, cables, ni patas del mobiliario; cierto que no le faltan juguetes, ni espacio y dedicacion por nuestra parte a la hora de quemar energías correteando por ahí, aunque tampoco es cuestión de quitarle méritos al niño. Trasto pero noble.

Ha sufrido la Tos de las perreras y las giardias, criatura, cómo te dejan las vacunas, a merced de todo bicho viviente menos (a veces) del que te han vacunado... pero la ley obliga, qué se le va a hacer. De ambas ha salido reforzado e inmunizado por lo menos durante algunas semanas. Esperemos que los parques de mi nuevo barrio, con el sol agobiante del estío, hayan cocido todo tipo de bacterias y virus porque, como la mayoría de la gente no recoge los excrementos de sus perros, dejan a los demás desprotegidos, así nos va... Tengo que decirle al alcalde que haga el favor de suministrar bolsas de excrementos gratuitamente como hacen en Madrid, es la única manera de que la ciudadanía tenga su pescado congelado en bolsas de plásticos reclicados como se merece y las cacas a buen recaudo en los contenedores de basura.

¡Ahora mismo me pongo a escribir al Ayto. de Cuenca, hombre!

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