jueves, 28 de junio de 2007

La red se mueve, todavía...

Me desperezo tarde esta mañana pero comprobando que hay un buen grupo de personas bien despierto y activo.

De momento, dos candidatos independientes de la SGAE han impugnado las elecciones del grupo de presión, digo de gestión, alegando serias irregularidades e impedimentos para la igualdad de condiciones de voto de todos los que se presentaban a las mismas. Deseo de corazón que éste acto valiente -que ya ha tenido consecuencias negativas, leedlo vosotros mismos en el blog de Eme Navarro-, de sus frutos y todos los socios de la SGAE tengan los mismos derechos y la misma fuerza su voz y su voto, y todo esto mientras irremisiblemente se disuelven los cimientos de la industria cinematográfica y musical. Ya es hora que se limpien a fondo los desvanes de las expoliadoras de derechos. A ver qué sale.
Por otra parte, ayer tarde, en el Ateneo barcelonés, estuvieron los devolucionistas dando una conferencia que esperamos Arnau Fuentes nos pueda ofrecer en breve, a todos los que no pudimos asistir, sobre la necesidad de restringir hasta su eliminación las patentes y los derechos de propiedad que no hacen otra cosa que reducir nuestro acceso a la Cultura.
Gracias por la implicación y el compromiso con que os tomáis la vida. Cada uno que trate de apoyar estas iniciativas como le parezca mejor, divulgándolas, asisitiendo a dichas charlas, debatiendo en sus blogs sobre estos temas, inventando iniciativas que despierten las conciencias de la gente...

De todas formas, ojo avizor, porque en verano es cuando suelen los políticos acudir al parlamento a votar leyes "a traición", aprovechando la usualmente poca asistencia de los parlamentarios y la aún menor atención de los ciudadanos que los dejamos jugar con nuestro Estado como si de una pleiesteision se tratara.

Feliz fin de semana a todos y todas.

martes, 26 de junio de 2007

Apoyando la Devolución


Esta tarde, David Gil, David de Ugarte y María Rodríguez
estarán en el Ateneo barcelonés, a las 19.30 horas, para contarles a todos y todas, una vez más, que la Devolución es el mejor insecticida que se ha inventado. No deja huella, no huele mal y elimina los efectos secundarios de los expoliadores parásitos. Si no, que le pregunten a La Passió, que parece que le han salido termitas hasta en los mondadientes...

La Devolución recupera para los que más la desean una cultura sin trabas en la que se puede ahondar para aprender o para reconstruir, destruir para crear o editar, o restablecer o simplemente, recrearse y seguir respirando. Los creadores tuvieron su oportunidad, ahora la Devolución exige que una segunda vida de composiciones, libretos, textos, vídeos, programaciones o pinturas le sean entregadas a aquellos que las encumbraron en su momento con la admiración y el dinero y a su vez vuelvan a engrosar el bagaje cultural del ser humano para que podamos crecer. Yo me alimento de mi entorno cada vez más amplio, me nutro con los acuíferos de vuestras ideas y una vez dado a luz el fruto, mis semillas son esparcidas y el ciclo de la imaginación vuelve a comenzar. Así se sostiene la Naturaleza y la Vida en cualquiera de sus ámbitos, no seamos cretinos y queramos negar lo incuestionable.

Feliz puesta en escena, compañeros devolucionistas, que vuestras voces se esparzan y alcancen las sorderas crónicas de los que se aferran a un pasado muerto y enterrado.

Ya nos contaréis...
FUENTE: Arnau

sábado, 9 de junio de 2007

¿Supervivientes los de T5? ¡JA!

ACTUALIZACIÓN MARTES, 26 DE JUNIO DE 2007 15.OO HORAS:

Este pícaro andaluz ya es nuevo miembro de pleno derecho de nuestra familia. Ni Thor, ni Mariano, el revolucionario de nuestros días se llama Ernesto, aunque los amigos le llamamos CHÉ.

Lo llevábamos a Madrid para entregárselo a una pareja encantadora pero no pudimos hacerlo. Su vivaz inteligencia, su fortaleza comprimida en una carcasa que no llega a los tres meses aún, su intensidad al afrontar las nuevas experiencias de la vida y una Rita que se ha erigido en madre y abogada de pleitos perdidos, nos convencieron de la gran verdad: DONDE COMEN TRES, COMEN CUATRO. ¡Y madre mía lo que comen...!

Pesaba a penas tres kilos cuando llegó el viernes 8 de junio, en estas fechas ya pasa los seis y medio... se resiste a que lo encorseten con arneses y no obstante, prefiere perseguir los talones de tus zapatos, lo que nos indica ligeramente, que no anda el tipo mal atendido.

Mal dormimos la siesta y andamos a saltos con los platos, mientras dos peludos intrépidos juegan de la mañana a la noche demostrándonos que la vida es compartir, lo malo porque se traga mejor entre varios y se hace diminuto y, lo bueno, porque se sublima y engorda como el arroz cuando lo mojas.

Compartid, de verdad, es tan recomendable que quita años de encima y achaques. Compartid risas, canciones, consejos y lágrimas si llega el caso, compartidlo todo que seréis mucho más felices.


Aquí os presento a Mariano (es Thor para los adoptantes -porque aún no tiene un hogar definitivo...- pero a mí me mola más Mariano, es más de la tierra y además, es que -por el morro que tiene-, nos recuerda al Mariano de "Aquí no hay quien viva", el padre "metrosexual" del portero de la finca. Es que me he chupado la serie justo después de que la echasen en la tele, ni siquiera supe de su existencia en su momento... sin anuncios y en sesiones a medida, es lo que tiene el emule), tiene menos de tres meses, pesa menos de cuatro kilos, y a tan corta edad ha pasado por el asesinato de su madre, la supervivencia, apenas abiertos los ojos, junto a sus otros ocho hermanos bajo los escombros de una obra en Montilla (Córdoba), un rescate a fuerza de engaños y comida y dos casas de acogida. Cuando se duerme, llora y siempre quiere estar bajo techo (sillas, mesillas, lo que sea), supongo que porque entre los escombros es donde más seguro se sintió. Es un superviviente nato, disfruta a pleno pulmón de la vida y ya le ha puesto las peras al cuarto a mi mole de 34 kilos. Como te dejes, te taladra con los alfilericos de sus dientes y no para de comer el muy jodío. Quiere calor de hogar pero no le interesan los mimos, prefiere el compadreo, la caña y la juerga.


Rita le recibió como al adolescente -de vuelta de todo-, que le regalan un peluche y no sabe qué hacer con él. Le dejó claro que mandaba ella y que ella era más rápida, más fuerte y cogía las piedras que le tirabamos más deprisa que nadie y, justito después, empezó a medir la valentía del huésped. Como el chavalito respondía con gallardía a sus fingidos ataques asesinos, se dedicó a agotarlo hasta la madrugada... Hoy, ya está harta del sobrino postizo, ella nunca quiso ser madre y ahora le llega un pitufo cuando más dominado tenía el cotarro. El otro la adoptó como madre y hermana mayor, quiere dormir a su lado y comer de su cuenco, no le deja respirar y si le ignora, gruñe, salta, ladra y le muerde la cola de punta blanca, como la suya, que sí, que los dos están rematados en blanco, mira tú que guasa.

El tipo es de esos atractivos, que ocultan su enigmático encanto tras de una apariencia, para muchos, corrientita. Si no sabes mirar, si tus ojos sólo ven logotipos y si no hay marca no te late el corazón, este muchacho te parecerá un chucho, sin más, y tu alma se habrá muerto otro poquito. Si tienes lo que hay que tener, si valoras al personal por la calidad de su risa y la fuerza de su abrazo, si te mola el valor y lo reconoces en los individuos más pequeños, este es tu compañero de andanzas. Despierto, sincero, dispuesto al riesgo y con la risa siempre pronta y la boca dispuesta a engullir una buena cena y tu zapatilla si le das cuartelillo. No le veo como guardián, si no como compañero de caminantes, un desafiante arrojo le invade y se pone al mundo a sus pies porque sólo le queda vida por delante, lo peor, ya ha pasado.

Te admiro, pequeñajo.

No miréis siempre a las cumbres, los héroes se encuentran, muchas veces, bajo los escombros.

martes, 5 de junio de 2007

Bajo el sol

A veces, el sol te dora las puntas de las pestañas obligándote a cerrar los ojos durante el viaje. El cristal de la ventanilla aumenta su poder y sólo una parte de tu rostro se sonroja mientras que te adormeces. El mismo trayecto, la misma cinta asfáltica agujereada que descuajaringa las juntas del coche y de tu columna vertebral. Si escuchas música te espabilas, desgañitándote a ritmo de My chemical romance o La Excepción. Si charlas, intentas, como buen copiloto, estar pendiente al mismo tiempo de los temidos baches, los desvíos sorpresa o los radares fijos y móviles que la guardia civil pone, por tu seguridad. Media España se tuesta al sol, los insectos, sin casco, golpetean dramáticamente el frente cristalino del vehículo, cada vez más moteado. En determinados lugares, te fijas en cómo la tecnología apabulla tu retina con huertos solares o molinos de viento que ni Don Quijote osaría amedrentar. Esas gigantescas aspas segadoras de vidas rapaces te hipnotizan si las miras girar acompasadas, lentas, seguras de sí mismas. Todo es dorado, amarillean los campos, los aleros y cornisas, las vetas de los árboles sedientos y los flecos que dejan los vencejos al surcar, en vuelo raso, las orillas del camino. Los rayos solares se aplastan contra los escaparates de pueblos fantasmas y engullen colores dejándolo todo patinado en tonos trigueños. La burbuja climática en que se ha convertido el coche serpentea la ruta con cansina terquedad, a sabiendas que ni descansando bajo el soportal de una gasolinera, dejarán sus neumáticos de resoplar ni de hervir las venas sintéticas de su organismo mecánico. Si sales del refugio oyes crepitar el alma de la llama en los arcenes resecos esperando una casualidad o una perversa decisión para explotar su flama poderosa, devoradora, de un intenso anaranjado que según avanza se torna ceniciento, carbonizando, ennegreciendo, delimitando con su oscuro trazo la frontera de la vida con la abrasadora muerte.

Otros conductores y motoristas se cruzan fulminando el costado del vehículo, piensas en sus destinos, ¿a dónde irán?, ¿habrán comenzado sus vacaciones? ¿por qué van solos? ¿la prisa les puede? ¿huyen de sus rutinas? ¿abrazan con fiereza la vida que les deparará a la vuelta de la curva? ¿o prefieren no pensar y dejar que la velocidad dicte lo que les espera? Enseguida te cansas de formular preguntas vanas y continúas fijando tu mirada en el horizonte que ahora clava su pupila encendida en las tuyas obligándote, una vez más, a cerrar los ojos y claudicar. Menos mal que una cosa es cierta: la tarde asegura la promesa de empujar al sol hacia abajo, tan abajo que la plata dominará, el azul invadirá caminos, pueblos, senderos y valles y, por fin, los árboles, vencejos, arcenes y hasta las ruedas y esos circuitos de químicos fluidos, podrán refrescarse con la brisa de la luna y sus suspiros.

Acaba el traqueteo. ¡Maldita carretera! Los intermitentes anuncian una inminente y definitiva parada. El saludo del salitre seguido del ronquido del mar hidratan tu rostro y oídos, relajando los músculos encojidos por la postura obligada durante tantas horas. Como otras veces has hecho durante estos años, te desperezas, estiras brazos y piernas y te dispones a sacar el equipaje mientras tu amigo peludo y el camarada que ha conducido tu somnoliento cuerpo hasta el destino elegido juguetean, desentumeciéndose al otro lado del coche. Éste, sin una queja que no sea la del rechinar de chapas, tuercas y zapatas, se queda solo, satisfecho con la ejecución de los trazos, con el dibujo marcado en el asfalto en cada curva del puerto, con el silencioso gruñir de su motor y la potencia de un corazón que disparaba su marcha a la mínima presión de su acelerador.