sábado, 6 de marzo de 2010

CÁMBIAME

-Sentaros ahí. Jaime, una jarra y una clara.

Madre mía, no sé para qué he salido, debo estar horrible, hace semanas que no voy a la peluquería, se me notan todas las raíces, y las canas… tengo muchísimas. Este chaquetón me lo regaló mi cuñada pero me queda algo grande, si tuviera mano para los arreglos como hace Toñi, es igual, siempre venimos a este bar pequeño, luego la ropa me huele a fritanga…

-Mamá, me aburro.

-Calla, hijo, sólo es un rato. Sabes que a tu padre le gusta que estemos juntos al menos el domingo.

-Pero es que aquí…

-Cállate, hijo, mira la tele un poco.

-Cámbiame.

Jope, esto es un rollo, tengo sed, ellos tienen sus cervezas y yo nada, que soy pequeño, que los niños no beben en los bares ¡mierda! y ¿para qué me traen?, mejor estaba con el Joni en la plaza, se ha bajado la plei y me dijo ayer que me la dejaría un rato. Luego dice mamá que me enfado por nada pero no me hacen caso, aquí apesta a humo y tengo hambre…

-Mamá…

-Estate un rato quieto, Jorge, vas a enfadar a tu padre.

-Es que…

-Calla, calla… ¿Quieres algo cariño? …luego te doy dos euros y te compras chuches pero ahora…

-Quita. Cámbiame.

Está tan cansado que tiene un rato y quiere estar con nosotros. Ay, dios, tanto dinero… En fin, tú a callar, él lo trae a casa, así que ni mú, bastante que no tengo que trabajar, mis vecinas trabajan, se van muy temprano, mira la Josefi, limpia en casa de un médico y siempre está quejándose, luego bien que se va de compras con la hija y, a veces, la veo salir con sus amigas. Eso ni es un matrimonio ni es nada, yo sin Paco no voy a ningún sitio, estaría bueno. Ella siempre se ríe y dice que soy una antigua, así tiene a los hijos, desatendidos, hechos unos delincuentes. Mi Jorge no va muy bien con el colegio pero es la edad, porque siempre ha sido muy estudioso pero ahora está con el pavo y por eso suspende alguna. Le tengo bien sujeto, hay que tener disciplina, como dice Paco. Es mejor que le regañe yo a que Paco le diga las cosas. Se pone muy nervioso porque sólo le falta trabajar tanto y tener que venir a casa a decirle al niño cómo tiene que portarse.

-Cámbiame.

Esa mujer no deja de mirarnos. ¿Qué pasa? Será mi pelo, lo llevo tan mal o el abrigo, no sé. Ahora le mira a él. Me está poniendo nerviosa, habla con ese hombre, se han dado cuenta, ya no miran. Que me dejen en paz. ¿Qué estoy haciendo? Nada, aquí estoy con mi hijo y mi marido, en un bar, tranquilamente, como ellos. ¡Ah, ya se! Es eso… no, no puede ser. Me he dado maquillaje así que no… anda, hija, no le hagas ni caso. Es que hay gente muy cotilla, que se aburre y mira porque no saben qué hacer. Gilipollas…

-Cariño, ¿nos vamos a otro sitio? El niño dice que se aburre y…

-Calla. Cámbiame.

Qué genio tiene, a veces me gustaría decirle que hace mucho que no vamos a ningún sitio, cuando no estaba Jorge me llevaba al cine y en verano íbamos a Salou, qué playa tan bonita tiene, se estaba en la gloria, pero claro, con el niño hay tantos gastos y tanto que hacer que

-¿Yo? no cariño, no llevo dinero, debe ser que me he dejado el monedero en el otro bolso, lo siento cariño, no, ni cinco euros, nada, te digo que no

-Calla y vámonos, eres la hostia, siempre igual, pareces tonta.


2 comentarios:

francesc dijo...

Pues es muy posible que existan familias así.
Saludos

Anónimo dijo...

Te lo aseguro.

¿qué tal va todo? supongo que bien, me alegra verte por mi casa, tómate algo y sientate al solete conmigo un rato anda... :)