sábado, 2 de agosto de 2008

LOCOS DEL AIRE (Artículo recuperado)

27 julio 2003 // 7 junio 2005-28 junio 2005

==Recomiendo un poquito de paciencia, este artículo contiene muchos datos. Hay que leerlo al completo si tenemos un pollito en nuestras inexpertas manos... Gracias.==

Hola amig@s,

Fundiré dos sucesos diferentes en una causa común: Aves que caen del cielo presas de los disparos, del aplastante calor veraniego o de sus apresurados deseos de conocer la libertad que le otorgarán sus alas.

El motivo no es otro que contaros nuestras experiencias para que no cometáis los errores por los que nos la pegamos nosotros y, si la prisa aprieta, que tengáis unos primeros auxilios a vuestro alcance.

Como siempre, no dejo de recomendar, como urgente segundo paso, el consejo inmediato de expertos y la curiosidad y respeto necesarios para aderezar tan hermosas experiencias con la sensibilidad merecida.

El primer encuentro con los “locos del aire” se remonta a mi infancia y mi empecinada costumbre de observar hechos mágicos en la cotidianeidad de la rutina. Cada tarde (¡fijaos qué afortunados conseguiríamos ser si nos diésemos cuenta!), podía disipar(me) en sus dibujos aéreos. Muchos, muchos años más tarde logré devolver el favor a uno de esos cirujanos del cielo, rescatándolo de las garras metálicas de una escopeta miserable. Apenas dos años después, un pequeño de tan sólo días, se cruzó en nuestras vidas, atesorando entre sus ganas y nuestro aliento -torpe pero entusiasmado- todo el milagro de la Naturaleza.

Ahí van sus historias inolvidables para mi:

El 27 de julio de 2003 encontré, para ser justos he de decir que ante Rita encontró, en la puerta de mi casa, un vencejo refugiado en los huecos de un ancho y viejo muro de piedra. Al cogerlo, vimos que no era un polluelo caído del nido, ni un joven inexperto. Probablemente un disparo fue lo que le hizo perder los extremos de su cola y la mitad del ala derecha. Seguro que vosotros lo sabríais, o tal vez os pasara como a mí: no tenía ni idea sobre vencejos (es más, me apresuré a pedir ayuda a través de la Web sin consultar su ortografía… alguno me lo habréis leído con B... mil perdones), golondrinas o aviones comunes.

Son esencialmente aéreos, me han contado que incluso parecen copular en el aire y subir cada noche a muchísima altura, no se sabe si para dormir, para seguir cazando o ¿jugando?... Impresionantes seres dotados de la magia de la velocidad y la estupenda y necesaria virtud de mantener a raya los insectos.

Son especies protegidas incluso en nuestro país, pero la de aquel año, estuvo a punto de morir a manos de un individuo con escopeta en ristre. Lamentable aunque no poco corriente.

Nadie reparamos en esas saetas del aire ni en sus locos picados ni en sus diabluras a ras de agua. Incluso se piensa el vulgo que son eso mismo, vulgares. Si detienes tu devenir furioso y egoísta unos momentos cada tarde, podrás comprobar por ti mismo que son un regalo para el espíritu. El mejor circo sin red lo encuentras en sus acrobacias, en su forma de batir en grupo el aire, describiendo círculos arrebatados, pincelando de chillidos su estela, pienso yo que para agitar a los desprevenidos insectos y zampárselos sin pestañear. El grupo volante sincronizado se agota y en pocos minutos un segundo equipo ocupa el lugar, el vértigo y las elipses entre tejados. Contengo el aliento porque estoy segura de que alguno se chocará contra tejas, paredes o mi cabeza, que no puede describir sus dibujos para perseguirlos. Nunca sucede.

Yo recogí una de esas fulgurantes criaturas y apenas si sabía darle de comer. Estaba aterrorizada, con un empeño eterno de escapar, imposible por otra parte y no se si para siempre.

¿Seguro que son seres sin importancia? ¿Los puedes disparar y matar sólo por placer y no sentir nada?

Leed en los enlaces recomendados la alimentación y cuidados a seguir y buscad un veterinario y un centro de recuperación lo más rápidamente posible. Muchos de ellos, os aconsejarán enviar por mensajería urgente (dicen que sin peligro para las aves y muy rápido medio, informaros en las condiciones en que van a viajar, si tienen subcontratas para acceder a pueblos “inaccesibles”, etc.) a los animales a los centros más cercanos. Allí los reintegrarán a su vida salvaje si es que los daños causados no son irreparables, como parecía ser el caso de mi maltrecho amigo de alas rotas.

Un latido de corazón desmedido y nervioso, unos ojos profundamente intensos y un calor y fuerza increíbles para un tamaño tan pequeño, me lanzan a la conciencia una simple pregunta:

¿MATAR, PARA QUÉ?

No cerréis los ojos, todos tenemos importancia.

En estos enlaces que os incluyo y sobre todo en los teléfonos de los CENTROS DE RECUPERACIÓN DE ANIMALES, que encontré en listines telefónicos (para los que no tenéis ordenador -no se acaba el mundo ni mucho menos-), os explicarán perfectamente qué hacer para mantener con vida a polluelos o adultos caídos del nido o malheridos por depredadores o bestias sin escrúpulos.

Por si la situación es urgente, el veterinario, claro. Si sólo se cayó del nido y no podéis dejarlo al cuidado de sus padres, lo fundamental en el caso de los vencejos, golondrinas y demás pequeños reyes del cielo es la tranquilidad y la oscuridad. Aunque es recomendable que perciban una noción de paso de las horas, del día y de la noche, para no desorientarse. Luz que no moleste durante el día y oscuridad desde el anochecer. Como especies nidícolas que son, además de no poder posarse como otros pájaros, deben estar en refugios pequeños, cálidos pero bien ventilados, para que se sientan en su nido y lo más serenos posibles, no vaya a ser que con aleteos indeseados se lastimen sus poderosas alas, sin ellas, son irrecuperables para la vida salvaje. Por esto las jaulas convencionales no sirven.

OS RUEGO ENCARECIDAMENTE QUE NO TRATÉIS DE CONVERTIRLOS EN MASCOTAS, ¡NO HAY SER MÁS LIBRE QUE UN PÁJARO!

El siguiente acontecimiento que nos vinculó definitivamente con estos proyectiles aéreos fue El 7 de junio, martes del 2005, P. P. M., Córdoba, a las 15.35 horas (+30ºC), en pleno asfalto, J. se encontró de camino a casa un polluelo de vencejo; más bien una bolita de plumón que ni siquiera cubría todo su cuerpo... Estaba muy apagado y nos pareció un crimen intentar ponerlo sobre un tejado ardiente, al alcance de sus padres, porque parecía que se iba a morir. La calle está muy transitada, coches y niños con la insana costumbre de matar polluelos (ya encontramos varios pájaros muertos en aquellas odiosas calles aquel mes, uno de ellos ya adulto). De matar todo lo que late.

Era un pueblo en el que había cientos de vencejos y pensamos que si lográbamos sacarlo adelante, cuando echase a volar tendría más oportunidades que dejándolo en un tejado al sol.

Una vez en casa, tratamos de seguir los pasos que nos indicó la página Web de Grefa (imprescindibles) y le pusimos en una especie de nido dentro de una caja con una manta eléctrica (cuidado con la temperatura) debajo. Primero le dimos agua, acción realizada con sumo cuidado, dejando que de nuestro dedo escurriese una gota tan cerca del pico del polluelo, que él se apresuraba a picotearla. No obstante, no podemos recomendaros que repitáis nuestra imprudente muestra de “aparente lógica” porque, hemos aprendido más tarde, que es muy peligroso: el agua se puede introducir a través de las fosas nasales y por la garganta en los pulmones, asfixiándolo. Afortunadamente, el polluelo no se atragantó y sin embargo, sí recuperó su “presencia de ánimo”, lo que nos envalentonó disponiéndonos con talante positivo a prepararle la comida. Con la suerte de contar con pienso en casa, circunstancia inaudita porque solemos comer cosas muy sanas… nos invadieron las siguientes dudas que planteamos sin tardar a nuestros amigos de la red:

ASANDA (Luis Gilpérez siempre tan accesible y entregado, participando como todo un padrino en cada progreso de nuestro amigo, gracias)

PROYECTO GRAN SIMIO (Pedro Pozas Terrados, amante de la vida toda y conocedor no sólo de nuestros más cercanos parientes si no de los pequeños pilotos del aire. Gracias también)

Juan Antonio que nos respondió con celeridad y eficiencia y nos ha dado la genial idea (¡fotografías incluidas!) del adosadito que le haremos a Wences por si… bueno, ya veremos… y el consejo final que…

El Brinzal (914794565) con Patricia y Raul al frente, nos han dado buenas recomendaciones y puesto a disposición su asociación madrileña, aunque nos consta que demasiado trabajo tienen como para abusar de ellos por estas fechas. Muchísimas gracias.

Aquí enumero las primeras dudas que nos surgieron:

-No sabemos si con las temperaturas que está haciendo 25º-28º el polluelo necesita calor adicional o no. (Sí, con moderación y siempre comprobado su estado de hidratación)

-No sabemos la edad que tiene, parece que tiene el plumón de recién salido del cascarón, incluso podemos observar lugares de su cuerpo (patas y cuello) donde ni siquiera tiene plumón, como no tenemos mucha idea sobre aves, aventuramos que puede tener unos 7-10 días, aunque no se nos debe hacer ningún caso al respecto de este asunto en concreto.

-No hay manera de que coma solo (CADA HORA Y MEDIA Y MUY POQUITA CANTIDAD), debo abrirle la boca y meterle la comida con una jeringuilla, con el ulterior susto suyo y desconsuelo mío. Esperanzadora es la imagen de su buche lleno, su arrullador sonido de adormilado satisfecho y su inequívoco aumento de peso y mala leche. Es directamente proporcional a las ganas de comer y al incremento de energía que le sigue. (MUCHÍSIMO CUIDADO CON EL "MOMENTO COMER" HA HABIDO PERSONAS QUE LE HAN DESTROZADO LA MANDÍBULA AL POLLITO INTENTANDO ABRIRLE LA BOCA. ES UNO DE LOS MOMENTOS MÁS DELICADOS DE LA CRÍA. Si se percibe que no tenemos capacidad de superar este trance sin lesiones, acudid inmediatamente a un veterinario o centro de recuperación de animales, cualquier otra temeridad reduce autoestima y sus probabilidades de salir ileso)

-La dieta la hemos sacado de los consejos de Grefa y parece sentarle bien porque hoy ya aleteaba un poquito y trataba de picarnos. Consta de pienso ablandado con agua, cáscara de huevo MUY molido (calcio para sus huesitos), huevo cocido (o hígado, nunca juntos), y algo de carne picada, hemos hecho una pasta que ponemos en la jeringuilla. Ya no necesitará agua extra, porque la incluye su alimento. (LA COMIDA SE MEZCLA BIEN Y SE REPARTE EN PORCIONES EN UNA HIELERA, ASÍ SE IRAN DESCONGELANDO (con tiempo, la comida no puede estar caliente ni fría) EN RACIONES Y NO SE NOS ESTROPEARÁ).

-Le pusimos puesto un espejo en la caja para que empezase a reconocer su imagen. Tratamos de no molestarlo, sólo cuando comía y también al limpiar su caja. Por lo visto es fundamental que no se acostumbre a nuestra presencia, ni que decir tiene que mucho menos a la de perros y gatos por caseros y vegetarianos que sean. La razón fundamental es por la impronta: en las primeras semanas de vida (días para aves pequeñas) si lo que más ven es un humano o un animal doméstico, luego mantendrán ese apego, y no podrán ser liberados. No querréis que vuestro polluelo se lance en picado a saludar -meses más tarde- a un perrazo de 40kg que deambule por las calles buscando qué echarse al diente ¿no? Y, desde luego, arrimarse amistosamente a las personas desconocidas yo no se lo aconsejo jamás a ningún bípedo, cuando menos a un pájaro esencialmente libre como el vencejo. La segunda razón, no menos importante es el estrés, el miedo. Cada contacto con seres de otra especie (¡tan enormes como nosotros!) le provoca una tensión a veces irresistible, fatal. Por lo tanto, lo ideal (aunque parezca ingrato) es que nuestro huésped sea próvidamente atendido manteniendo las distancias de una manera repugnantemente especista que le ahorrará disgustos serios en un futuro muy próximo, si todo sale bien.

Continuando con las preguntas…

-¿Cuándo debemos pasarlo a una "caja-jaula" más grande? (Cuando se roce con las alas)

-¿Hasta cuando debe tener puesto calor? (Es de lógica, según vaya cubriéndose de plumas, necesitará el calor más flojo y sólo desde el anochecer hasta la mañana)

-Le ubicamos “el cuarto” en una habitación soleada (cálida, a él no le daba el sol directo) donde se oían perfectamente los vencejos y otras aves, estabab muy cerca de donde se cayó de su nido.

-REPETIMOS: Se pasaba todo el día canturreando bajito, como un ronroneo o un murmullo. No sabíamos si era por hambre (le dabamos tres veces de la jeringuilla: a las 8am, a las 11am, a las 15pm a las 18pm a las 20pm y a las 22pm (¡lo mismo es poco! Exacto, era poco, tomamos nota y corregimos el error inmediatamente)

-Supimos que había un centro de recuperación de animales aquí cerca porque hace dos años llevamos al otro vencejo allí, pero pensamos -en esta ocasión-, que Wences estaría mejor cerca de su "familia" (de su especie, ya que lo recogimos allí) cuando creciera, también habíamos leído que por estas fechas, los centros están saturados y era tan pequeñito que pensamos que, bien asesorados, tal vez podríamos sacarlo adelante nosotros.

-¿Se deben limpiar sus plumillas? (sólo si están demasiado sucias por las tomas de comida, y con muchísimo cuidado, sin mojar en ningún caso al polluelo, la humedad lo podría matar...)

-¿Debemos darle alguna vitamina adicional? ¿Las hay naturales? Tipo: manzana triturada o algo así... (SÓLO PARA VETERINARIOS Y EXPERTOS, LOS DEMÁS NOS ABSTENEMOS!!!)

-¿Cuándo debemos empezar a enseñarle a ejercitar las alas? (si es que debemos hacerlo, claro) (ERROR, SÓLO PARA EXPERTOS, SE PUEDE DAÑAR IRREPARABLEMENTE AL POLLITO)

Con estas premisas, Luis pasó “la bola” a Pedro, quién nos contó que lo ideal, en los casos en que sea posible, es que se lance con cuidado al polluelo cerca del nido donde se le encontró para que los propios padres puedan recuperarlo y alimentarlo. No es fácil que en cautividad salga adelante un polluelo. Nosotros –totalmente de acuerdo con ello, lo hemos hecho en numerosas ocasiones-, os recomendamos además, que observéis bien al chiquitillo antes de tomar una decisión. Calibrad si el sitio es zona de paso de mucha gente, coches, animales (gatos sobre todo), si hace un calor o frío condenado y fuera del nido no podrá sobrevivir, si los padres están cerca (suelen alborotar a distancia prudencial, alarmados) o si se nota que el pollito está desfallecido o herido. Si esto es así, lo conveniente es recogerlo y si no se puede uno hacer cargo de él pues ¡a buscar inmediatamente un centro de recuperación de animales salvajes!. Pedro nos avisó de que el mero hecho de cogerlo, de tratar de manipularlo para comprobar si está herido o simplemente, para darle de comer, supone un aumento de su estrés desaconsejable. No había más que notar sus chillidos, eso sí, una vez alimentado y recuperado, antes de eso, sus fuerzas indicaban que la vida le faltaría en breve si no actuábamos rápido.

Reitero los primeros pasos:

Vemos un polluelo en la calle tirado. Comprobamos si está herido o si es un recién salido del cascarón. Si no está herido, evidenciamos si sus papis están cerca y se podrán hacer cargo de él, si las inclemencias del tiempo no lo matarán o en su defecto lo hará otro depredador humano o no. Si todo se muestra favorable, se pone a disposición de su familia biológica, si no, nos hemos convertido en sus adoptantes temporales. Comienza la MARAVILLOSA AVENTURA DE LA ADOPCIÓN DE VIDA SALVAJE. Llena de obligaciones y responsabilidades, no vayamos ahora atrapando polluelos para mejorar nuestra autoestima.

Pedro nos explicó que lo de la manta eléctrica estaba muy bien, nosotros adaptamos los horarios según iba creciendo y cambiando "el nórdico” (plumón) por “la colcha” (plumas). Por lo que llega un momento en que sólo le ponemos la manta cuando se quita el sol y después, ya ni manta ni leches, que hacía un calor de mil demonios y el tío se quejaba.

Ya teníamos claro que habría que alimentarlo y educarlo hasta que se emancipase.

El alimento será como nos dicen en Grefa, con una pasta introducida en una de esas jeringuillas plásticas que venden por na y menos en una farmacia. Cuidadín no se vaya a ajogáh. Dos o tres tomas hasta ver que el buche se llena y que vuestro Wences particular puede respirar tranquilo. Comienza su inolvidable y relajante arrullo. Un canturreo delicioso que se convertirá en gritos desaforados cada hora y media aproximadamente.

¡¡¡La manducaaaaa!!!

Lo de la Jaula Más Grande, está claro que lo va a pedir el pollo… Bueno por ahora, sólo veíamos lo que engullía, no éramos conscientes de que crecía por horas. El aleteo… todavía queda un poco para eso. Las plumillas ya se las tocará él, nada de tocarle las plumillas… ¡tocones!

El polluelo estaba muy fuerte, crecía por días. Nos dió lecciones de entereza y pasión por la vida. Le dimos de comer cada dos horas. Sus ojos nos miraban curiosos y aunque se estremecía con nuestra presencia, su consuelo consistía mirarse en el espejo e imaginar que no estaba solo. Sí, le pusimos un espejo pequeñito, bien sujeto (y sin bordes cortantes, que hay que estar en todo...) a una de las paredes de la caja porque no queríamos que olvidase quiénes eran su especie, su familia a buscar cuando saliera del orfanato...

Cada día se le veía más guerrero y más dinámico. Sus alas crecieron y su plumón desapareció. Ya se acicalaba él solito y se limpiaba su pico, aunque hasta ahora (esto último) lo hicimos nosotros para no obstruirle por error sus orificios del pico. Con un bastoncillo de los oídos humedecido (todo lo contrario a "chorrear"), le limpiábamos suave y delicadamente. Hace bastante calor, por lo que la manta eléctrica se la poníamos cada tarde hasta el día siguiente, porque ya no la necesitaba todo el día.

En cuanto al tema de llevarlo al centro de recuperación... repito que ya lo hicimos hace dos años con nuestro vencejo tiroteado y se quedaron perplejos, asombrados de que “por un vencejo” hiciéramos treinta y tantos Km. -ida-. El que lo recogió no era ningún entendido y no nos gustó, no pudimos ver dónde lo llevaban ni acceder al propio centro. Lo cogió con malos modos y no volvimos a saber del pájaro. Por eso y por lo que leímos en Grefa, que piden casas de acogida de polluelos porque en estas fechas están saturados, nos decidimos a cuidarlo y a ponerlo en libertad en su propia zona en cuanto se hizo un adulto fuerte. (ESTO NO ES LO NORMAL -ESPERO- ASÍ QUE, PRIMERO VISITAD EL CENTRO DE RECUPERACIÓN Y SI NO OS FIÁIS, ¡A CASA!)

Espero que confiéis en que –a pesar de nuestra inexperiencia- tenemos un máximo respeto por la vida salvaje y no nos dedicamos a recoger pollitos para educarlos como a cachorros, cuando la mejor opción es que su madre y la naturaleza hagan su trabajo. (PERDONAD LA PESADEZ...)

Sólo pasaron seis días desde que vino a casa y recuerdo como si fuese hoy cómo intentaba elevarse, aleteaba animoso aunque aún le quedaba mucho plumón en el cuerpo. No es muy científico lo que voy a “soltar” pero “tenía un carácter que pa qué” por lo que enseguida le pasé a otro refugio más alto y más grande para que empiece a moverse a su antojo.

OJO IDEA EQUIVOCADA QUE ME SURGIÓ Y PUEDE PASAROS A VOSOTROS TAMBIÉN:

Una vez cambie todas las plumas podría dar sus primeros aleteos en la parte superior de mi casa, es una especie de nave techada y con mosquiteras en las ventanas, no hay nada de mobiliario y es muy grande, por lo que podría tratar de volar sin peligro de caerse de nuevo al asfalto... abajo es más complicado porque sólo con mi perra ya tiene un inconveniente más que serio (no creo que se lo comiera porque no muestra ningún interés ni si quiera cuando pía fuerte... pero no quiero que el polluelo se acostumbre ni a su olor ni a su presencia, por lo que esta fase debería vivirla él solito arriba…

BUENO, PUES LA IDEA DE MARRAS ES UNA ABSOLUTA ESTUPIDEZ, UNA TEMERIDAD Y UN ARREBATO DE IGNORANCIA QUE NO DEBE SER TENIDO EN CUENTA.

EL VENCEJO VUELA UNA SOLA VEZ, CUANDO YA ESTÁ PREPARADO PARA ELLO Y NO HAY SEGUNDAS OPORTUNIDADES. NADA DE ENTRENAMIENTOS PARA LOS JUEGOS OLÍMPICOS, AUNQUE SE CELEBREN EN MADRID. Ojito con las tonterías… lo que podría haber sucedido es que el vencejo se cayese directamente al suelo por ser demasiado joven, rompiéndose las alas o alguna otra parte del cuerpo o haber salido volando como una flecha directo a la pared, al cristal de la ventana o contra las mosquiteras con el final muy parecido al anterior. NADA DE VUELOS CASEROS CON LOS VENCEJOS, REPITO.

Tratamos de no aparecer excepto cuando había que darle de comer. Ya nos avisaba con sus trinos cuando tenía hambre y no había ni que tocarlo porque comía de maravilla. Reconozco que tal vez la forma no fue muy ortodoxa pero era de la que mejor se alimentaba y más tranquilo. Nos pegabamos un “gusanito” de comida en la punta del dedo meñique y él lo tragaba abriendo el pico en toda su capacidad. La jeringuilla se deshechó y las pinzas tampoco fueron de su agrado. Nos fuimos adaptando un poco a lo que vimos que mejor le sentaba. Zampaba como un león y se notaba perfectamente cuando ya no quería más. También se notaba que le ponía nervioso todo el ritual, porque al dejar de cebarlo y tapar su casita, se dedicaba a picotear el saquito donde se refugiaba, como liberando tensiones. En seguida, cuestión de segundos, se dormía y se “auto arrullaba” durante el sueño, muy bajito y muy suave. Por cómo sonaba mi calle a aquellas horas, pude comprobar que todos los polluelos de vencejo canturrean igual. Y cuando píaba fuerte, me aba si no estaría escuchando a los del alero de mi casa y de las de enfrente (calle muy estrecha) y si se acordaría de que tenía que hacerlo él también. A la hora o dos horas, volvía a piar más intensamente y ya sabíamos que quería comer otra vez.

Se que en Grefa recomiendan darle el sustento cada media hora, pero lo hemos intentado y rechaza la comida, debe ser que la mezcla que le hice es sustanciosa y ya os digo que nos avisa cuando tiene hambre. Durante la noche se abstiene, hasta el amanecer. Por sus heces noto que “todo va bien” porque son perfectas en consistencia, al principio eran demasiado líquidas, porque la mezcla lo era... Estoy acostumbrada a esto por el problema crónico que tiene mi perra, las heces y yo... como colegas ;)

Como dicen en Grefa, intentamos que tuviera noción de “día” y de “noche” por lo que no evitamos la luz durante el día, aunque tampoco le expusimos a ella directamente, sólo a un calor controlado. Y por la noche su manta eléctrica. Tampoco esto que voy a decir es muy científico (yo no lo soy en absoluto :) pero “vivió como Dios”. Y de verdad que notamos sus progresos por momentos. Me preguntaba si podría reincorporarse a su vida salvaje sin mucha adaptación.

Pasaron los días y otras cuestiones nos sacudieron de nuevo en el transcurso de la crianza de Wences (Se llama Wenceslao, sí, ¡qué passa!):

-¿Cuándo estará preparado para ponerlo en libertad? Leo en otras páginas que a finales de julio ya debería poder volar y marcharse. Sucederá igual con éste, criado en cautividad?

-¿Cómo lo hacemos?

-Me hubiera gustado ponerle un anillo identificativo pero no supimos cómo hacerlo ni qué datos se deben poner en él. Lo de ponerle el anillo era para que los expertos pudieran hacerle un seguimiento a lo largo de su vida. Por lo visto, Raul, el otro compañero de El Brinzal, es el anillador, así que, si queremos que otro futuro colega tenga DNI, ya sabremos a quién acudir.

A día 15 de junio, Wences ya parecía un “aguilucho” de lo fuerte y ágil que se estaba poniendo; cambiando plumón por plumas; comiendo con ganas, se acicalaba, se atusa,ba limpiándose como si lo hubiera hecho desde hace años. Las alas, casi completas y no sin reparo alguno para insultarnos y defenderse como un halcón cuando aparecemos con “el rancho”, aunque luego embucha que da gusto... Grabamos numerosos vídeos, reconozco que nos excedimos y tal vez fue demasiado para la paciencia de cualquier pollito hambriento pero es que ¡fue un orgullo dejar constancia de sus progresos!

Leímos mucho sobre el “apus apus” en aquellas semanas y se suponía que hasta finales de julio no estaría en condiciones de emprender el vuelo y ser independiente. Una de las Web que más me ha ayudado a comprender cómo viven los vencejos y a conocer sus hábitos migratorios es: Vencejo común

En ella explican que a mediados de julio Wences tendría que estar plenamente capacitado para volar hacia África, su residencia de invierno. No os perdáis sus enlaces con mayor información, es una delicia el misterio de sus noches, de sus vidas eternamente activas y de sus fulgurantes y erráticos destinos.

Entre horas buscaba por Internet más información y charlaba con los expertos. Patricia de el Brinzal me recomendaba que comprobase a través de ligeros pellizquitos en la piel del pecho del polluelo, si estaba correctamente hidratado. Su elasticidad ratificaría si todo iba bien. Una buena hidratación devolverá –tras el pellizco- la piel a su sitio enseguida; si se queda como pegada, entonces hay que aumentar el agua en la mezcla de comida. También me indicó que debía poner más carne que pienso en la alimentación. Cosa que Wences ya me advirtió con su inteligente comportamiento de los últimos días. El muy pícaro elegía la comida, había desarrollado el gusto.

Nuestro pollito se había convertido en todo un señor.

Tuvimos que adaptar su primera casa (una caja de zapatos) porque se le había quedado pequeña y le rozaban las alas contra las paredes. Cortamos uno de sus laterales más anchos, convirtiéndolo en una rampa. Introdujimos dicha caja abierta en una jaula plegable de esas que venden los centros comerciales para guardar cachivaches o juguetes de los niños. Como techo le pusimos un cartón abatible por una de las mitades (la que queda encima justo de la caja de zapatos se queda fija); ahí metía la mano para dar de comer a Wences y le quitaba los papeles de cocina con que había enmoquetado su casa. En el rincón de siempre puse unos pañitos envueltos en celulosa algo manoseada para quitarle la firmeza y él se ocultaba en un saquito de franela (cortesía de la casa) cuando necesita más oscuridad o aislamiento. Los últimos días ni siquiera cabía dentro. Me consta que a Wences le hubiera venido mejor algo más semejante al nido que hicieron sus padres pero nos pilló “a traición” y sin el curso ornitológico aprobado así que, como improvisación, no estuvo del todo mal y le vimos siempre muy tranquilo.

Aprendió mucho en esos quince días (del 7 al 22):

- Decidió que prefería la carne picada al pienso.

- Lo del espejo resulta porque cuando le dabamos de comer, comía pero siempre mirando hacia el espejo. Mi interpretación materno-casera es que prefería pensar que le daba de comer su mami, no aquel ser inmenso y torpe que daba miedo.

- Como veréis creció un montón. Apenas si le quedaba algo de plumón por cambiar en las patas, y ya se ejercitaba solo, abatiendo sus alas.

- Seguimos molestándole sólo para comer o limpiar "sus aposentos". Comía cada dos horas y por la noche ni rechistaba.

- Le he subí a un armario desde el que estaba muy cerca del balcón y podía escuchar todo el día a sus parientes revolotear y chillar en pleno vuelo. No era un armario alto, no estaba encajonado, tenía buena ventilación y sobre todo estaba a temperatura media, ni frío (es imposible el frío en Córdoba, por mucha sierra que haya, en aquellas fechas), ni el calor asfixiante de la calle. Además así, podíamos habitar con él sin miedo a que nos estuviese viendo y escuchando todo el tiempo y podía tener cierta sensación de estar en su nido.

- Estaba tan sosegado. Canturreaba bajito de vez en cuando y pedía de comer a gritos cuando se acercaba la hora y media o dos horas de su última toma. Se atiborraba hasta saciarse y cuando ya no quería más, giraba la cabeza (bastante despreciativamente), no se lo tomamos en cuenta...

Intenté grabarle en vídeo mientras aprovechaba para limpiar la jaula, pero se escondía y salía una imagen tan oscura que no quise molestarlo más... Ya le había cogido para hacer la foto en la mano para compararla con la de los primeros días y el pobre me miraba con cara de "¡ya está bien de fotos!".

Desde aquel momento, le quedaban como mucho, otras dos semanas para salir zumbando. Según leí, los jóvenes se apresuraban a emigrar hacia África entre finales de julio y principios de agosto. Por el tamaño, le debíann faltar dos o tres centímetros por crecer. Miden en torno a los 16cm. Por el plumaje, veía que apenas hiciera unas modificaciones en las plumas de la cola, que tiene que tener forma de V, y cogiese más cuerpecillo, a emigrar. Véis cómo le crecieron las alas?

(PERMITIDME EL TIEMPO PRESENTE, A PARTIR DE AQUÍ, EN UN SUCESO DE HACE AÑOS, POR MOTIVOS ARGUMENTALES...)

Llega el lunes 27 de junio, Wences mide sus famosos 16cm tiene sus alas cruzadas más allá del final de su cola terminada en V y… no quiere comer. Nos resultó peculiar y digno de tomar nota el hecho de que eligiera su comida, que perfeccionase el gusto. Rechazó las mezclas con abundancia primero de pienso, después de huevo cocido, más tarde se decantó por la carne de cerdo con una imparcialidad fuera de toda duda dejando sin probar siquiera la carne de ternera (me ha salido un pareado…). Tomen nota señores sobre el rechazo total a la carne de ternera… (¿Qué tendrá digo yo que ni un vencejito muerto de hambre la incluye en su dieta…?). Bueno, pues hoy ya no quiere ni sus gusanitos de cerdo (la carne picada tiene una forma ideal, parecida a insectos suaves y blandos. ME DISCULPEN LOS VEGETARIANOS POR TAN DESAGRADABLE DESCRIPCIÓN, TODO SEA POR LA SALVAGUARDA DE LOS POLLUELOS DE VENCEJO).

No se lo tomen a broma, le noto cabizbajo, deprimido. Se esconde en un rincón cuando estos días últimos era digno de ver luciendo sus alas abiertas y agitadas y asomado cual vecina cotilla a los huecos de su cárcel protectora.

Escribo a nuestro amigo Juan Antonio y me sugiere que pruebe una suelta en campo abierto. ¿Y si no está preparado? ¿No se supone que le queda aún una semana al menos para su evolución completa? ¿No será que a él no le ha faltado nunca una sola toma, que ha comido y dormido y podido desarrollarse más rápido que sus hermanos libres? ¿Estará ya preparado? ¿Es eso lo que quiere decirnos con su obstinación alimenticia?

Sí, es cierto que necesitamos algún consejo concreto sobre la suelta, porque vemos cómo ejercita sus alas cada día y que está ya desarrollado por completo, pero no sabemos si debemos esperar aún algunos días más o si es mejor tratar de que se integre a su especie prontamente, antes de que llegue la época de emigrar.

Consigo que cene un poco y el martes 28 de junio a primera hora de la mañana, le quito el tejado de su jaula, desprotejo las paredes para que vea lo que rodea su hasta ahora prisionera existencia y… se esconde de nuevo en su saquito de tela. La cabeza enterrada como un avestruz. ¡No quieres libertad! ¿Te has acostumbrado a los seres humanos? Oh, por favor, no, ¿qué puede hacer un vencejo con su vida si no vuela?

La negativa a comer me tiene desesperada. Tomamos una decisión. Esta tarde debemos probarlo. Iremos al pantano. Lamentablemente está seco, lo que es una fortuna para nosotros porque sus orillas se han convertido en un manto suave de tierra y hierba tierna. Si tiene que caer que sea ahí…

En el coche, Wences aletea nervioso, se va a estropear las alas. Llevo la cámara, he de grabar lo que suceda. Intuyo que no voy a tener muchas oportunidades más.

Dejamos la caja en el suelo. J. lo coge con suavidad y lo mantiene en la palma de su mano tal y como lo rescató de la muerte segura. Se cierra el círculo vital. Tiemblo. Le pido que lo lance, pero que no lo lance mucho. Sujetamos a Rita que ha sido una anfitriona ideal no vaya a cagarla en el peor momento. Cámara en ristre, veo como los brazos de J. se elevan, siento el vértigo que ha de sentir ese piloto que me mira intensamente primero con uno de sus ojos negros, luego con el otro pozo oscuro de sabia juventud. Le pido que disfrute de la vida, que sea feliz, que no se quede con nosotros. La fuerza le impulsa, hace mucho aire, parece que va a caer, las alas baten rápidas, escoge una corriente de aire favorable y como un cometa de brillos azabaches se pierde entre el cauce pedregoso del arroyo y los eucaliptos que lo acarician al pasar. Sube, sube, sube, gira en el aire y se dirige hacia el pueblo. Estoy llorando, no puedo evitarlo.

¡Qué fuerte es! ¡Cuánta potencia! ¡Qué ganas de vivir!

Querido amigo, me has ofrecido uno de los momentos más intensos y auténticos que viviré jamás. Tu vida ha sido mi mejor regalo. Miro al cielo, escucho sus gritos cada mañana y cada tarde, aprendo sus giros y picados de diablos y sé que ahora, TODOS SON MIS VENCEJOS.

Escrito por Sofía Álamo Mínguez

FOTOGRAFÍAS TOMADAS POR SOFÍA ÁLAMO MÍNGUEZ

(MÁS DATOS EN EL ANTIGUO POST DE BITACORAS.COM)

No hay comentarios: