domingo, 10 de agosto de 2008

¡EL ÚNICO, EL INCONCEBIBLE MUNDO DEL CIRCO! (Artilato recuperado)

-¡Qué guapa estás! ¡Vaya vestido bonito!

"Dicen que es muy divertido, pero yo lo veo todo viejo, los colores ya no se sabe cuáles son y huele muy mal. Además, mastico el polvo y mis zapatos se están poniendo blancos…"

Llegaron por la mañana. Con música de trompetas y tambores y platillos, nos espabilaron a todos. Una furgoneta con dibujos de globos rojos, amarillos, morados y con caras de leones y tigres de afilados colmillos, chillaba por el megáfono que el sábado por la tarde comenzaría la función del ÚNICO GRAN CIRCO MUNDIAL . Yo lo veía desfilar como a cámara lenta. Esto me lo explico ahora, con ocho o nueve años apenas comprobaba con asombro cómo niños y mayores a mi alrededor se exaltaban y planeaban agitados acudir sin falta a la cita, bien arregladitos, mojados sus peinados con chorretes de colonia. Mientras que yo, impelida por razones más allá de mi infantil alcance, sólo me fijaba en el camión destartalado que rechinaba con cada bote. Los desconchones de la pintura fantástica habían dejado al león tuerto y al tigre mellado. Desde luego, cuando pasaba el remolque con las jaulas se calaba a la legua que las bestias sanguinarias que anunciaban los altavoces, ni eran fieras, ni tenían dientes. Demasiadas fotos del Fauna me servían ahora para comparar melenas, anaranjados intensos manchados de bárbaros trazos negros y miradas cargadas de fuerza y valor. Lo que había en esos pestilentes cajones con rejas eran como dice el dicho ese algo semejante a “tres tristes tigres”. Lo que no fallaba era la paja podrida que se salía cayendo al asfalto. Detrás venían caballos pequeños, atados los unos a los otros, los blancos eran grises y los marrones cargaban con cientos de moscas pegadas a sus bocas y ojos. Los payasos no se veían por ningún lado. Había visto películas donde, una fila de briosos saltimbanquis, brincaban exhibiendo acrobacias mientras meneaban sus pelucas gigantes y sus sombreros con flores. A mí me daba igual, porque siempre les tuve miedo. Ya podían pintarse de blanco y pegarse bolas rojas en la narizota.

Cuando todo se calmaba, los grupos de chiquillos curiosos se acercaban al espontáneo campamento con el único deseo de grabar en sus retinas imágenes ajenas a su monotonía diaria. Unos exclamaban que dónde estaba el elefante y otros acosaban al enano malhumorado que se los quitaba de encima con evidente molestia. La que insistía para sus adentros que “dónde estaría el elefante” seguía siendo yo. Unas veces traían monos, otras aparecía un camello, cuando no el hipopótamo inmóvil. Las menos se sacaban de un camión sin ventanas el esperado elefante. Los monos, viejos, apagados, con miradas que ya reconocía por el zooIlógico: perdidas. Los camellos tenían cicatrices hasta en el alma y el aclamado elefante, por supuesto sin colmillos, trabajaba a jornada completa, con acoso moral y sin sueldo, dentro y fuera del espectáculo. Igual que el látigo: ¡ZAS! “¡Coge ese mástil!” ¡ZAS! “¡Tira de esa cuerda!”

No, nunca me gustó el circo. Ya se nota. Ni siquiera ese que traía payasos pintados, tigres naranjas y leones con melenas. Ese que en su carpa blanca y roja relucían cientos de luces coronándolo en la noche. Ese en el que tiritaba de tanto frío igual que en los otros y que también levantaba nubes de polvo que nos hacían lagrimear a los animales y a mí. Digo yo que llorarían por eso. Aros encendidos, látigos restallantes, como me gusta decir.

¿POR QUÉ TIENES QUE DAÑAR A ALGUIEN PARA QUE HAGA REÍR A OTROS? ¿QUIÉN ES PEOR? El domador pega al oso y los payasos listos a los tontos. El público se ríe a carcajadas. ¡Ha llegado el Mayor Espectáculo del Mundo! Salen monos disfrazados a la pista, no pueden caminar. Los felinos pliegan sus orejas al cráneo mientras rugen encogidos. Esos gestos no revelan seguridad o coraje. Muestran impotencia, miedo.

Ya me quiero ir. Mi padre me distrae con los equilibristas. ¡Emocionante, de verdad! Sus brazos son de acero y su control preciso, qué trajes preciosos, qué fuertes parecen… la niña no puede sujetar otra pregunta que le asoma insolente por entre el diente de leche y el hueco del colmillo (¡pero mira que es rara!):

-¿Y si se caen?

Mi padre mira instintivamente hacia la pista; a la altura donde debería encontrar una red protectora, coloca él un suspiro resignado.

-No te preocupes, ya ves lo ágiles que son.

No, no veo nada. La pregunta maldita me ha provocado un buen atoramiento: tengo un nudo en la garganta que no se pasa ni con el funambulista, menos aún con la trapecista y su sillita de oro. Menos mal que éste sí que era el Gran Circo Mundial, el mejor de todos los tiempos, el incomparable, el maravilloso y grandioso, el mejor espectáculo del Universo.

Los otros que aparecían poco antes de la vuelta al cole o en plenas Navidades, me causaban el mismo temblor gélido. Recuerdo casualmente que el perro de mi vecina, “Comanche”, blanco y negro, regordete y despistado, desapareció por aquel entonces. Como el de la panadera y aquel otro, tan enorme, ese que se quedaba esperando los despojos que le guardaban el carnicero y su hijo.

Un día, esta comitiva ruidosa y fugaz ya no regresó y pude olvidarlos. Hasta que, ya mayor, un circo de soles, lunas y redes seguras acallan el bullicio de una zona céntrica de oficinas, pregonando su novedoso estreno mundial. Nada de animales. Nada de látigos, cicatrices, moscas ni saltos al vacío. Imaginación, destreza, arte y Respeto.

Sin embargo, la pesadilla no ha acabado en el siglo XXI. La tortura, el rapto animal y la indignidad personal lucen disfraces caducos mientras venden todavía entradas en los Grandes Almacenes.



NO, VERDADERAMENTE. NO SOPORTO EL CIRCO.

Sofía Álamo Mínguez

COMO SIEMPRE, GRACIAS A:

Núria Querol i Viñas n.querol@altarriba.org

Relaciones Internacionales| International Relationships

Fundación Altarriba, Amigos de los Animales

c/Pau Claris 87

08010, Barcelona Tel. +34 93 412 00 73

Altarriba.org

G.E.V.H.A. Violencia Humanos-Animales

MÁS ENLACES SOBRE EL TEMA:

IGUALDAD ANIMAL. CIRCOS

ANIMA NATURALIS

http://www.petaenespanol.com/cmp/ent-circos-dinero.html

http://www.petaenespanol.com/cmp/ent-circos-wycd.html

PETA ANUNCIO

2 comentarios:

Imagine Photographers dijo...

Nunca me ha gustado el circo, ni de niño. Tampoco los ZOOs con animales estresados.
Franki

Anónimo dijo...

Sí, no sé si por eso has pasado por "niño raro", como yo, pero ver al Gorila mirar al infinito tras de los cristales, siempre provocó mi tristeza...

Gracias por estar ahí, Franki, un besazo solidario!