ACTUALIZACIÓN lunes 23 de julio de 2007:
Acabo de revisar los blogs y no puedo por menos que incluir al Teleoperador en mi artículillo, porque se supera cada día. Y yo que me sentía satisfecha por el retoque a la portada del Jueves haciendo alusión -en sepia- a que los tiempos pasados están más actuales que nunca... No os perdáis los enlaces de sus colegas comentaristas, tampoco tienen desperdicio, claro.
-----------------------------------------------------------
Sé cómo acabar este pequeño ataque de rabia y, sin embargo, no sé cómo comenzarlo. A la vez me pregunto si debería importarme tanto como lo hace o si mejor me dedico a lo que debería, mi novela en ciernes.
Realmente (me ha salido sin querer), me sorprende cómo en pleno siglo XXI, superadas dos guerras mundiales y una civil, un golpe de Estado y cientos de atentados terroristas, amén de amenazas eclesíasticas con retirarnos el cielo y su coro celestial o embutirnos en apartamentos de minimetros cuadrados, no seamos capaces de reírnos de nosotros mismos y no consigamos dejar al pueblo y a sus ciudadanos hablar alto y claro y opinar sobre lo que nos cuesta tanto y nos obliga tanto.
Voy a empezar como siempre que no entiendo bien las cosas. Y lo que no llego a entender es qué tipo de leyes decrépitas nos avalan, entre tantas otras dudas existenciales que me nublan la sesera los últimos 37 años, ya son dudas y ya son años, I know.
"Censura", resulta curiosa la primera acepción que aparece en el Diccionario de la Real Academia española: 1.- Dictamen y juicio que se hace o da acerca de una obra o juicio. Ya me esperaba yo el mazo desde el principio, advirtiendo que "el que la hace, la paga", pero no, muy al contrario, hay que esperar hasta la quinta para observar que entrando la Iglesia en juego, ya no nos andamos con chiquitas... 5. f. Pena eclesiástica del fuero externo, impuesta por algún delito con arreglo a los cánones. Y pienso yo, ¿qué pasa que siempre acaban de la mano los poderes espirituales y los de rancio abolengo? ¿Y qué pintan los jueces en todo esto? No eran señores tendentes a la ceguera imparcial? Cualquiera no se queda ciego si aún tenemos por el Código Penal semejante ristra de artículos...
"Justicia" ¿Una de las cuatro virtudes cardinales? ¿Atributo de Dios...???? Otro inciso que me viene a la mente según leo las entradas de la regia academia de la lengua... ¡Anda que no estás vieja tú, querida! ¡Y todavía pretendes pastorear nuestras lenguas como si de mesnadas mediavales se tratara.
CAPÍTULO II.
DELITOS CONTRA LA CORONA.
Artículo 490.3: "el que calumniare o injuriare al Rey o a cualquiera de sus ascendientes o descendientes, a la Reina consorte o al consorte de la Reina, al Regente o a algún miembro de la Regencia, o al Príncipe heredero de la Corona, en el ejercicio de sus funciones o con motivo u ocasión de éstas, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años si la calumnia o injuria fueran graves, y con la de multa de seis a doce meses si no lo son".
Yo creo que la portada de El Jueves es inteligente, divertida, expresiva y sobre todo, sincera y directa. Tal vez no se pueda utilizar como ejemplo de la elegancia ni el glamour, pero El Jueves es así, como yo y como tantos
súbditos del reino ¿a quién pilla de sorpresa? Sólo los fundamentalistas de la corona se han sentido ofendidos por la caricatura. Es una verdad como un templo que además de estar ahogados por el ladrillazo, los bancos y demás chupópteros, la monarquía gasta más de lo que nosotros podemos ahorrar trabajando a destajo. Mileuristas, parados, los que estamos en casa haciendo filigranas para llegar a final de mes, sabemos que una monarquía nos asfixia aún más, perdonen que les diga. Y este dibujo al menos
nos hace reir y nos desahoga un poco, qué carajo. Claro que tal vez lo que moleste sea la posturita. ¿Por qué? ¡Si es un dibujo! Madre mía, cuánta ñoñez.
Pero lo que cabrea no es el tema ni la portada en sí, lo que cabrea es que se refleje con este acto la verdadera realidad en que vivimos: época de las castas, de los tocables y los intocables, de los privilegiados y los apaleados. No nos engañen, señores jueces, estamos en un estado de
menoscabo de la libertad de opinión. Esto es censura y punto. Hasta los
monárquicos se han quedado de piedra...Así no hay manera, algunos intentamos cada día arrancarnos de las espaldas la lacra de nuestra educación y de la de nuestros antepasados, de una cultura obsoleta y dirigida hacia el ombligo de una nación que no nos siente como iguales, sino como sujetos (y nunca mejor dicho, agarrados, dominados) , tal y como he creído entenderle a David de Ugarte en
uno de sus últimos y magníficos posts; luchamos por avanzar, por desligarnos de unas cadenas cuyos eslabones se tejen con mentiras y falsas espectativas: Estado, nación, democracia, libertad, cultura, igualdad... Cambien el discurso de una vez, o abramos los ojos porque
seguimos siendo vasallos.
Estoy harta de obligarme a pensar cada día que sigo en la Edad Media, que debo cuestionar cada pensamiento que mi mente produce porque gentes como ustedes, censores, adalides de la represión y la regresión no dejan de bombardearnos con sus arcaicas formas de gobierno y administración de justicia. Nos están asfixiando.
Vale, vale, seamos positivos, con la retirada del dibujito, lo que van a conseguir es
una avalancha de
protestas y
la difusión por activa y por pasiva del mismo con más celo y vocación de la que jamás hubieran soñado los dibujantes si ningún juez henchido de celo le hubiese prestado una atención que tal vez se merecen más otras circunstancias.
HAY QUE DECIRLO MÁS.